
Oración por las vocaciones sacerdotales
Padre, escucha las oraciones de tu pueblo, y haz madurar la semilla que Tú sembraste en el campo de tu Iglesia. Haz que mucha de tu gente escoja servirte dedicándose al servicio de sus hermanos y hermanas. Elige ministros dignos de tus altares y ardientes pero bondadosos servidores del Evangelio. Que aquellos que siguen las huellas de Cristo, tu Hijo, crezcan y provean por su forma de vida una señal convincente de tu reino para la Iglesia y todo el mundo. Que todos los ministros de tu Iglesia aumenten en números, y sean persistentes en sus oraciones, y que desempeñen su ministerio con generosidad e interés por otros. Padre, consérvalos fieles al llamado del Evangelio; que el mundo vea en ellos la imagen viviente de tu Hijo, Jesucristo, quien es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Fuente: The United States Conference of Catholic Bishops

Oración por los sacerdotes
Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes.
Amén
Fuente: AciprensaC
Cuando se piensa…

Este poema fue compartido por Mons. Víctor Hugo Palma, Arzobispo de Los Altos Quetzaltenango-Totonicapán en Guatemala. Con él nos alienta a agradecer la labor de los sacerdotes. También nos invita a alentar las vocaciones sacerdotales con nuestra oración, servicio y apoyo económico.
Por Hugo Wast
Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote.
Cuando se piensa que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote.
Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote.

