Nuevamente, Hugo Elvira nos envia una bella ilustración con motivo de la Navidad y nos explica su profundo significado. Los invitamos a leer. Queridos benefactores. Es increíble que haya pasado ya otro año. El tiempo vuela, y siempre es un gusto poder escribirles. Agradezco a AEH que me da la oportunidad de hacer la portada de esta tarjeta, créanme que mientras la voy construyendo, les tengo más especialmente presentes en mis oraciones y pido al Señor que todo lo que ustedes aparentemente pierden para dárnoslo a nosotros, se convierta -cómo de hecho lo hace- en un espacio vacío que permite a Dios llenarlo con cosas que solo Él puede dar (1) y que Él considera oportunas para su felicidad y la de los suyos. De aquí, la gran importancia de la generosidad, pues con ella, nos predisponemos a aceptar los dones que Dios siempre quiere darnos, comenzando así, el ciclo virtuoso que conlleva toda donación, donde nadie pierde sino que todos ganan más de lo que podían esperar, porque esa ganancia, la da Dios. Pero, ¿no es egoísta donar pensando en recibir cosas de Dios? Esta pregunta es muy de nuestra época, porque a veces solemos analizar a Dios con nuestra lógica, con nuestra luz humana. Pero lo cierto es que, en su lógica divina, querer sus dones no solo no es egoísta, sino que está inscrito en nuestro corazón, porque nos prepara para recibir su gran don, la vida eterna, a Dios mismo. Por tanto ¡Muchas gracias por compartir sus dones con nosotros!

Ahora, quisiera hablarles del dibujo de este año. En esta oportunidad, quise mostrar una posible composición de lugar -como solían recomendar los santos que hiciéramos con las escenas evangélicas para poder aprovechar mejor nuestra imaginación, entrar en ellas y sacar frutos para la propia vida espiritual (2) y, en base a esto, pensar en cómo pudo ser el momento en el que María habla con José respecto a lo que Dios ha obrado en ella. (3) Veamos:

«…María le dijo al ángel: —¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón? Respondió el ángel y le dijo: —El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios. Y ahí tienes a Isabel, tu pariente, que en su ancianidad ha concebido también un hijo, y la que llamaban estéril está ya en el sexto mes, porque para Dios no hay nada imposible. Dijo entonces María: —He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró de su presencia.» (4) «… José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:

—José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Emmanuel, que significa Dios– con– nosotros. Al despertarse, José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y recibió a su esposa. Y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús.»(5) 

Los relatos que les presento, son eventos sucesivos, aunque quizá, pudo darse entre estos, la visita de María a su prima Isabel, como se podría deducir leyendo el Evangelio de San Lucas. Pero no lo sabemos con exactitud. Por tanto, no tenemos datos evangélicos exactos respecto a la conversación donde María le cuenta a José que será Madre sin haberle conocido. Entonces, ¿Cómo habrá sucedido? ¿María le habrá contado justo después de que el Ángel la visitara?; ¿Habrá sucedido que al volver de visitar a su prima Isabel, José notó que estaba embarazada? No lo sabemos. Lo cierto es que estamos ante una Mujer Santa que habla con su justo esposo sobre la irrupción de Jesús en sus vidas, sobre la irrupción de Jesús en la historia de la humanidad, sobre el Magno Misterio que cambió el rumbo de la historia y que nos ganó la Salvación… Así podríamos seguir al infinito hablando de lo Maravilloso que ese Matrimonio tenía entre manos. Pero siendo realistas, para ellos, esto representó también una verdadera crisis matrimonial. Y no cualquier crisis, sino una con sabor a traición, que es, según pienso, el peor de los actos que un ser humano puede padecer de aquellos a quien ama. ¿Se imaginan cómo pudo haberse sentido San José? Seguro que aunque escuchó la increíble historia de la Virgen, sus sentimientos pudieron haber sido de decepción, frustración, enfado contenido -los santos también se enojan-, pensar en cómo se caían sus planes matrimoniales, etc. Porque todo indicaba que su esposa le estaba contando algo imposible y, por eso, sabía a traición, a tal punto que pensó repudiarla en secreto. (6) Todos estos posibles sentimientos quise mostrar en el San José del dibujo, en su rostro, en la posición de su cuerpo, de sus brazos, de sus manos, en su mirada. (7)

Como pueden ver, es totalmente posible, pensar en que aquella conversación fue un momento de verdadera crisis. Sin embargo, aunque los evangelios no nos narran este suceso como tal, sí que nos narran que esta crisis matrimonial fue superada. ¿Cómo? Con una conversación, un sueño, una palabra clave en el anuncio a ambos: Jesús. Como piezas que hay que armonizar para que el amor sólo crezca y no se destruya. Y es que María le decía la verdad, Jesús estaba en su vientre, era una gran Luz, no solo para su matrimonio sino que, por ellos -juntos- para el mundo y el cosmos entero también. Esto lo quise representar, mostrando dos fuentes de luz, una que han hecho ellos -o quizá solo José- para iluminar la habitación, y otra, que surge del vientre de María. Si observan el dibujo, José está iluminado por una fuente de luz que sale de María, y quise mostrarla más potente que esa luz humana (la artificial de la habitación). Es tan potente, que la Luz que surge del vientre de María, proyecta su propia sombra en el suelo, contrastando a la luz humana que podía haber ahí, por muy potente que esta fuese. Y es una sombra tenue a posta, porque para darse cuenta que la Luz más fuerte viene del vientre (Luz divina), se necesita tiempo, paciencia, profundización, se necesita, contemplación. De lo contrario, aunque es un detalle tan importante y trasformador, puede pasar desapercibido.

Y es que esto me parece una imagen clara de lo que sucedió ese día, y que nos puede ayudar a comprender y, a aprender, cómo, por qué -y por Quién, podríamos decir- superaron esa fuerte crisis.

Si nos detenemos por un momento, veremos que nos encontramos ante una escena que vista solo con la luz humana, tiene sabor a traición, pero tú y yo sabemos que nada más lejano a la realidad, de hecho, estoy seguro que aunque hubiésemos comprendido si José decide no creerle a la Virgen, estaríamos buscando la manera de explicarle lo que ahí ha pasado para que le crea. Porque nada más triste para nosotros los cristianos, que el hecho de que alguien no vea que Jesús está ahí acompañándole para enfrentar sus problemas, que no sea capaz de verlo o de tomarlo en cuenta. De hecho en el dibujo es literal, Jesús no se ve, parece que no está, parece que Dios no está, pero en cambio está ¡Está! El Dios y Hombre verdadero, está Encarnado en el vientre de María. Su Nombre, es la Palabra Clave para solucionar esa crisis. De hecho, es la Palabra común tanto en la Anunciación como en el sueño de José. El Ángel les dice a ambos que su nombre será Jesús y esta es ya una palabra conciliadora en sí misma, confirma la verdad en la explicación que María le pudo haber dado a José acerca de su condición y le mueve a la confianza. Pero lo más cierto aquí, es que Jesús es la Paz, el Amor, lo que sostiene ese Matrimonio. Pero todo esto no se ve solo con la luz humana, necesitamos apertura a la Luz divina y entonces comenzaremos a ver más detalles. Y es exactamente lo que José, hombre justo, hace. El cree en las palabras de Dios que se le comunican a través de un Ángel en sueños, ¿pudo haber sido de otro modo? Seguro que sí, para Dios no hay nada imposible. Pero el punto es que él cree, y entonces, ve más. Ve la realidad. Se reconcilia con María en virtud de la Palabra, del Verbo Encarnado, Jesús. Y se le concede el gran regalo, en este caso único, pero que revela algo que también da vida a los matrimonios y es, la paternidad. El es y será por siempre el quasi pater Regis, (8) el como Padre del Rey, concedido por Dios mismo. 

Dicho todo esto, queridos benefactores, concluyo esta pequeña reflexión, invitándoles a añadir a sus consideraciones en preparación de la Navidad, la importancia de conversar en sus matrimonios -en general en sus relaciones humanas, pero centrémonos en los matrimonios-. Y hacerlo, permitiendo que Jesús ilumine sus palabras, sus modos de comprender al otro, y, aún más, cuando estas conversaciones sean para intentar reparar pequeñas o grandes crisis. Pero hablen, la comunicación telepática o por mensajes indirectos es un problema, no existe. Sean matrimonios realistas, no idealicen a sus esposos o esposas, porque el único infinito es Dios, cuando buscamos el infinito en un finito -en un humano- caeremos tarde o temprano en la desesperación. De ahí la importancia de amar verdaderamente a Dios para ser buena o buen esposo, porque sin beber de la fuente del amor, sin incluir al Amor en su amor, entonces, todos esos deseos de dar la vida por el otro, se ven como arduos, se ven como irrealizables, porque han permitido que se atenúe la Luz, esa Luz que han pedido a Jesús que diera forma a su amor el día de su matrimonio en la Iglesia. Y, como podemos dar testimonio, solo la luz humana, tanto en las relaciones matrimoniales como en todas, no es suficiente para ver bien las situaciones o para asegurar que su duración sea como se desea: para siempre. 

Les encomiendo especialmente a San José y Santa María, para que intercediendo por cada uno de ustedes ante Jesús, les ayude especialmente este adviento, a seguir incluyéndole en su amor, en sus amores. (9) Solo así, no hay crisis insuperable. Porque para Dios, no hay nada imposible. (10)

¡Feliz Navidad! 

(1) O’Callaghan P. Dio che ti anticipa. La logica del dono.
(2) Cfr. San Ignacio de Loyola. Ejercicios Espirituales.
(3) Cfr. Lc 1, 49.
(4) Lc 1:34-38
(5) Mt 1:19-25
(6) Es importante aclarar que aunque el Evangelio nos narre que San José pensó en repudiar a María en secreto, el hecho de querer hacerlo en secreto, es ya un acto heróico, porque se ve su buena voluntad y amor por María, ya que de lo contrario, podía parecer como una mujer adultera que merecía ser apedreada según la ley.
(7) Es una interpretación personal, definitivamente, pero que no me parece sin sentido. 
(8) Las Preces del Opus Dei: V./ Ad Sanctum Ioseph Sponsum Beátӕ Maríӕ Vírginis. R/. Fecit te Deus quasi Patrem Regis, et dóminum univérsæ domus eius: ora pro nobis.
(9) De amistad, fraternidad, filiación.
(10) Cfr. Lc 1:34-38